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Por Juan Ignacio Ruiz

La reconstrucción de neumáticos y el medio ambiente

     Uno de los elementos que determinan la productividad de un transporte son los neumáticos. Los profesionales del rubro saben que la inversión en las cubiertas son determinantes en los costos de operación, por lo que siempre buscan tener los neumáticos que les ofrezcan el mejor costo total de operación, o dicho de otra manera, menor costo por kilómetro.

     Pero existe también un proceso que permite la reutilización de los mismos, que van perdiendo el diseño original de sus cascos y bandas de rodamiento pero que, sin embargo, aún están en condiciones para seguir siendo utilizadas de manera óptima. Se trata de la reconstrucción, recapado o precurado, que, como su nombre lo indica, permite al neumático volver a girar por las rutas como si fuera nuevo.

     Para el transportista el recapado representa considerables ahorros, ya que los cascos de las cubiertas en buen estado pueden someterse a este proceso, con los cuales obtienen una extensión en la vida útil similar a la que ofrece un neumático nuevo, disminuyendo los costos de mantenimiento y reemplazo para los transportistas.

     Sin embargo, también hay un ahorro o cuidado para nuestro planeta. Vivimos un momento histórico, el inicio de un proceso hacia un capitalismo más sostenible. Parece que las otras grandes utopías que conocemos no han funcionado, y frente a los enormes desafíos mundiales se están intentando estructurar diferentes enfoques/sectores de sostenibilidad.

     De aquí al 2030 el mundo habrá cambiado profundamente: la población mundial, la temperatura media del planeta, una clase media cada vez más amplia y exigente en los países emergentes, el PBI chino, India tercera potencia económica mundial, consumo de energía y materias primas superando la capacidad regeneradora del planeta, etc.

     De hecho, todo ha recomenzado, pero sin que nos hayamos dado cuenta o seamos plenamente conscientes de ello. Estamos en los comienzos, modestos, invisibles, marginales, dispersos, pues ya existe, en todos los continentes, una efervescencia creativa, una multitud de iniciativas locales en el sentido de la regeneración económica, social, política, cognitiva, educativa, étnica, o de la forma de vida, sin dejar de impactar en la gestión sustentable y responsable corporativa.

     Y la reconstrucción de neumáticos, si bien existe desde la década del ´50 del siglo pasado, se rejuvenece en este siglo 21, para traer soluciones nuevas, innovadoras, creativas y de alto impacto al transporte, al agro, a la minería, y por ende a la sociedad toda.

     Además de darle un respiro al bolsillo del transportista, ya que puede llegar a significar un 70% de ahorro en neumáticos, contribuye con el medio ambiente, ya que se recuperan los cascos que, de lo contrario, quedarían en desuso. Cada vez que uno recapa, significa que se está dejando un esqueleto menos de neumático para tirar en el medio ambiente.

     Sumando más información, otro impacto ambiental que produce un neumático se encuentra cuando está en uso. Es el responsable de un 33% del consumo del combustible que produce el vehículo por la resistencia al rodamiento. Por eso ya estamos trabajando en nuestras áreas de I+D para el desarrollo de bandas precuradas de alto ahorro energético al rodamiento. A nivel mundial, esta tendencia está ganando lugar. En Argentina, el mercado de neumáticos de camión radial es de alrededor de 80.000 unidades por mes. Para el transporte el rubro neumático es clave a la hora de evaluar costos. El precio del neumático nuevo y las posibilidades de reconstrucción es fundamental, no solo para lograr un ahorro económico, sino un cuidado ambiental, y por ende social.

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